En el siglo XXI, nos hemos acostumbrado a obtener resultados rápidos para la mayoría de los problemas de la vida. La estética facial no es una excepción. Cada vez más personas buscan formas de mejorar su apariencia con tratamientos rápidos que requieran poco o ningún tiempo de recuperación. Hoy en día, los tratamientos no invasivos han llegado a ocupar el primer lugar dentro de la medicina estética. De hecho, la aplicación de Botox para reducir las arrugas es el tratamiento estético más comúnmente utilizado por dermatólogos y cirujanos plásticos en todo el mundo.
La aplicación de Botox es un tratamiento que funciona para reducir las líneas de expresión y la aparición de arrugas sin la necesidad de cirugía. Botox se aplica en el consultorio del cirujano o dermatólogo y no requiere tiempo de inactividad; es decir, el paciente puede reanudar sus actividades normales de inmediato y puede regresar al trabajo el mismo día. Los resultados se empiezan a notar aproximadamente una semana después de su aplicación. Los efectos de este maravilloso tratamiento duran alrededor de 4 meses; después de eso, las arrugas vuelven a aparecer y se requiere otra aplicación.
Ahora bien, es muy importante tener en cuenta que el Botox no es una cura mágica para todas las preocupaciones estéticas de un paciente. Algunos pacientes no son buenos candidatos y los mejores resultados se logran con un procedimiento quirúrgico. En este blog explicaremos para qué está indicado el Botox y cuándo la cirugía es la mejor opción para un paciente que desea reducir la aparición de arrugas.
Botox funciona mejor como tratamiento de prevención y mantenimiento.
Contrariamente a la creencia popular, el Botox puede aplicarse desde una edad temprana para prevenir la aparición de líneas de expresión y arrugas. Muchos pacientes piensan que Botox funciona para eliminar las arrugas profundas como sustituto de la cirugía. Sin embargo, esto está muy lejos de la verdad. Es decir, cuando las arrugas faciales son profundas y debido a la exposición crónica al sol y la laxitud de la piel, la aplicación de Botox no puede lograr excelentes resultados.
Recordemos que el Botox funciona al relajar los músculos faciales; no mejora la calidad de la piel. Una persona joven con un tono de piel adecuado se beneficiará significativamente de los efectos de Botox, mientras que una persona con mala calidad de piel no experimentará buenos resultados. Por lo tanto, un paciente joven que comienza los tratamientos de Botox temprano evitará que se formen líneas de expresión y arrugas. Esta es la principal indicación de Botox.
Para los pacientes con arrugas más profundas y tono de piel deficiente, la cirugía es la mejor opción. La cirugía permite restaurar el tono de la piel y elevar los tejidos caídos. Una vez que se realizan estos cambios, Botox ayuda a prolongar los resultados de la cirugía. Este tratamiento de mantenimiento es la segunda indicación para el uso de Botox. El tratamiento de mantenimiento es esencial para permitir que los resultados quirúrgicos duren más tiempo.
Para las arrugas profundas y piel laxa, la cirugía es la mejor alternativa.
Dijimos que el Botox no funciona cuando la laxitud de la piel es significativa o las arrugas son demasiado profundas. Por lo contrario, la relajación muscular proporcionada por el Botox puede empeorar el aspecto del rostro. En estos casos, es mejor realizar un procedimiento quirúrgico para restaurar el tono de la piel y los contornos faciales. Un procedimiento quirúrgico requiere más tiempo de recuperación que Botox, pero los resultados duran muchos años.
Botox vs. cirugía, ¿cuál es la conclusión?
En resumen, para reducir las líneas de expresión y las arrugas finas del rostro, el Botox es una excelente opción que se puede realizar en el consultorio del médico y no requiere tiempo de reposo. Sin embargo, el Botox funciona mejor para prevenir la aparición de arrugas. Por otra parte, la cirugía es la opción adecuada cuando las arrugas son muy profundas y se desea un excelente resultado que dure muchos años.