Los cirujanos oculoplásticos frecuentemente atienden pacientes que consultan sobre soluciones quirúrgicas para sus párpados hinchados. La mayoría ya han probado los remedios caseros habituales, como las almohadillas de pepino para los ojos, las cremas recomendadas por sus amigos e incluso han visitado a un dermatólogo, sin ningún resultado. Cuando nada parece funcionar, llega el momento de buscar a un especialista en párpados que pueda ofrecer una solución más efectiva y permanente.
Durante la primera consulta con el especialista, el objetivo es determinar el “dónde y cuándo” de los párpados hinchados. ¿Se inflaman los párpados por la mañana, después de dormir pocas horas, o siempre están hinchados? ¿Se hinchan después de una comida salada o por falta de descanso? Asimismo, la identificación del sitio anatómico es igual de necesaria; algunas personas notan que solo sus párpados superiores están hinchados, mientras que otras se quejan de que sus bolsas están peor y generalmente están hinchadas al despertar.
Más importante aún, es distinguir entre hinchazón por acumulación de líquido, condiciones inflamatorias de los párpados, o la existencia de una enfermedad sistémica que provoque la hinchazón. En la mayoría de los casos, cuando no hay una enfermedad de base, la hinchazón en los párpados se puede notar después de dormir, por falta de descanso o al comer una dieta salada. Una enfermedad inflamatoria de los párpados causará algo más que una simple hinchazón; la verdadera inflamación producirá dolor, enrojecimiento y sensibilidad al tacto en el área afectada. Su causa puede ser una infección, dermatitis, o la presencia de una masa debajo de la piel. En estos casos se debe buscar atención médica inmediata. También es fundamental descartar una enfermedad sistémica como causa de la hinchazón persistente alrededor de los ojos. Un buen lugar para empezar cuando existe la sospecha es pedir un hemograma completo, pruebas de función renal y prueba TSH para valorar la función tiroidea.
Si se han descartado las condiciones mencionadas anteriormente, se debe examinar el área periocular buscando cambios anatómicos que expliquen la “inflamación”. La hinchazón en los párpados superiores generalmente es causada por el descenso de la almohadilla de grasa de las cejas, llamada ROOF por sus siglas en inglés. La caída de las cejas es un fenómeno frecuente que puede aparecer con el paso de los años o ser congénito. Al no tratarse de una hinchazón per se, la solución yace en elevar la cola de las cejas con el objetivo de reubicar el paquete de grasa ROOF. Este resultado se puede lograr de manera elegante y efectiva con un levantamiento endoscópico de las cejas.
Alternativamente, el prolapso de la glándula lagrimal, una condición común en pacientes mayores, también puede causar hinchazón en los párpados superiores. El diagnóstico es clínico, y su tratamiento quirúrgico tiene una alta tasa de éxito.
En cuanto a los párpados inferiores, hay dos áreas distintas que pueden hincharse, causando el aspecto de inflamación que disgusta al paciente. El mayor culpable es la aparición de las bolsas debajo de los ojos. Las bolsas son almohadillas de grasa de la órbita (cuenca del ojo) que se proyectan hacia adelante cuando se adelgazan los tejidos del párpado, haciéndose más visibles con la edad. En pacientes jóvenes, las bolsas aparecen más comúnmente por un soporte óseo deficiente en la región maxilar. Las bolsas en los ojos suelen ser más pronunciadas por la mañana o con poco descanso. El llanto también aumentará la hinchazón. Finalmente, los pacientes con alergias crónicas o sinusitis notarán que sus bolsas se hinchan con la congestión. La blefaroplastia del párpado inferior con transposición de grasa es el mejor tratamiento quirúrgico para reducir las bolsas y mejorar el aspecto de los ojos.
Los montículos malares y los festones merecen especial mención cuando hablamos de párpados hinchados. Los montículos malares, también conocidos como edema malar, son bolsas llenas de líquido que se forman debajo de la esquina exterior del párpado en la región del pómulo. Estos montículos son áreas de inflamación tisular crónica o acumulación de líquido linfático. Desafortunadamente, no existe un buen tratamiento para ellos, sea quirúrgico o de otro tipo.
Finalmente mencionamos los festones malares, la causa de “inflamación” de los párpados más difícil de tratar. Si imaginamos un montículo malar que abarca la mayor parte del pómulo, podemos imaginar un verdadero festón. Los festones son muy evidentes y extremadamente difíciles de ocultar con maquillaje. Se han diseñado muchas terapias no quirúrgicas para tratarlos, como láseres, radiofrecuencia e inyecciones de medicamentos antiinflamatorios como la doxiciclina. Lamentablemente, ninguno es muy efectivo. Lo que es cierto es que se debe evitar a toda costa la inyección de rellenos de ácido hialurónico, ya que esto generalmente empeora los festones. Las técnicas quirúrgicas para el manejo de los festones incluyen levantamientos de las mejillas, inyecciones de grasa (lipotransferencia) y resección directa del festón. El riesgo de cicatrización es alto y la recuperación prolongada; por lo tanto, la mayoría de los cirujanos de párpados estarían de acuerdo en que no existe un tratamiento perfecto para los festones.