El bisturí ha sido el instrumento de elección en la cirugía de párpados – y de todo el cuerpo – desde que existen cirujanos plásticos. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el perfil curvilíneo con filo cortante de una hoja de bisturí fabricada de acero inoxidable. No obstante, a pesar de que el bisturí sigue siendo útil en cirugía plástica, existen otras tecnologías más novedosas que le permiten a los cirujanos crear incisiones en la piel y realizar operaciones completas de manera segura y eficiente. Muchas personas han escuchado a sus amigos o familiares hablar sobre modalidades como el láser, el plasma y la luz pulsada y se preguntan si estas tecnologías han desplazado al bisturí convencional, si son seguras, y cuáles son los riesgos de emplearlas o, más bien, las desventajas de no hacerlo.
La tecnología láser en cirugía plástica de párpados
El láser es, sin duda alguna, uno de los mejores ejemplos del impacto positivo que han tenido los avances tecnológicos en la manera en que se practica la medicina en general, particularmente en el campo de la cirugía plástica. Se pueden emplear muchos tipos de láseres para este fin; sin embargo, el láser de CO2 es el que se utiliza más frecuentemente.
El láser de CO2 le permite al cirujano realizar incisiones o cortes en la piel, seccionar los tejidos y extirparlos. También tiene la ventaja de que cauteriza los vasos sanguíneos al atravesar los tejidos, lo cual le permite al cirujano operar con menos sangrado y hace que las cirugías sean más eficientes. Asimismo, el hecho de que exista menos sangrado durante la cirugía favorece la recuperación, porque habrá menos hematomas en el postoperatorio.
Uno de los inconvenientes de esta tecnología es que la energía láser puede dañar fácilmente los delicados tejidos de los párpados. Además, un riesgo inherente asociado con el láser de CO2 es que puede penetrar a través de los tejidos de los párpados y causar daños permanentes y graves en el ojo, especialmente en la córnea. Por este motivo, todos los cirujanos que utilizan el láser de CO2 deberían proteger el ojo con protectores corneales metálicos.
El láser de CO2 también funciona para tratar las arrugas debajo de los ojos. En estos casos, la energía láser se usa para crear una quemadura en la piel que promueve la renovación del colágeno y la formación de nuevas fibras de elastina. El resultado es un aspecto de la piel más suave y joven. Aunque este tratamiento ofrece buenos resultados, no es para todos. Los tonos de piel más oscuros pueden sufrir daños irreversibles, sobre todo pigmentación y manchas permanentes. Además, si el cirujano utiliza energía muy alta, el láser puede causar cicatrización severa del párpado.
Electrocirugía: la tecnología indispensable para los cirujanos plásticos
La electrocirugía es un término utilizado para describir una modalidad quirúrgica que utiliza electricidad, es decir, calor, para provocar la desintegración del tejido. Se pueden emplear diferentes modalidades para varios propósitos. Por ejemplo, el electrocauterio usa calor de una fuente eléctrica para controlar el sangrado o disgregar los tejidos durante la cirugía.
Los cirujanos plásticos de párpados utilizan con frecuencia un dispositivo de electrocirugía monopolar para hacer incisiones en la piel y diseccionar a través de planos de tejido en lugar de utilizar instrumentos más tradicionales como bisturí o tijeras. Por lo tanto, la mayoría de los cirujanos oculoplásticos confían en esta tecnología para realizar la gran mayoría de sus operaciones de manera segura y eficiente.
Existen otras tecnologías no mencionadas que no requieren el bisturí y que también se utilizan actualmente en cirugía plástica. Algunos ejemplos son el plasma – como, por ejemplo, el Plasmage -, la radiofrecuencia e IPL. Discutiremos estas tecnologías con mayor detalle en próximas notas en nuestro blog. ¡Manténganse al tanto!