En los años 80 y 90 el aspecto antinatural o “plástico” estaba en boga en el mundo de la cirugía estética. Esto se debió en parte al auge de la cirugía plástica en la comunidad de Hollywood, donde las estrellas de cine y otros famosos se realizaban procedimientos extravagantes para obtener resultados muy obvios. En esa época, las personas que buscaban un cambio en su apariencia esperaban resultados muy notables y aplaudían el aspecto “operado.” Este fenómeno marcó la forma en que se realizaba la cirugía plástica al final del siglo XX y dio lugar a la era de los resultados quirúrgicos exagerados y antinaturales, además de las complicaciones que resultaron de este hecho.
Actualmente, la mayoría de los pacientes ya no buscan el estilo “plástico” impuesto por Hollywood hace tres décadas; por el contrario, las personas que acuden a un cirujano plástico quieren un resultado natural. El paradigma ha cambiado entre los mismos cirujanos. Actualmente, a los pacientes se les ofrece resultados sutiles que no llamen la atención de todas las personas. La cirugía plástica del rostro en el siglo XXI sigue el principio de que “menos es mejor”.
Resultados naturales con procedimientos seguros
Hoy en día, la cirugía plástica puede lograr resultados duraderos a través de procedimientos que producen cambios sutiles en la apariencia de una persona sin que todos sepan que se ha sometido a una cirugía plástica. Sin embargo, esto no quiere decir que el cambio no se va a notar. Por el contrario, lo que los cirujanos buscan son excelentes resultados estéticos y cambios evidentes, pero lo hacen respetando la fisionomía del paciente para que este resultado sea natural. Para lograr esta meta, es importante que durante la consulta preoperatoria el paciente exprese claramente sus expectativas con respecto a los resultados quirúrgicos que desea. La persona debe tener en cuenta que un abordaje más conservador no solo asegura mejores resultados, sino que también puede evitar complicaciones no deseadas. Además, los procedimientos menos invasivos pueden beneficiar más al paciente que las intervenciones agresivas, siempre y cuando el médico siga las normas quirúrgicas adecuadas.
Por otro lado, las técnicas agresivas a menudo no dejan margen para hacer un retoque y más bien pueden dañar permanentemente los tejidos de la cara. Al mismo tiempo, un abordaje agresivo rara vez conduce a un resultado natural. Un buen ejemplo de esto es la eliminación agresiva de la piel durante la blefaroplastia del párpado superior. Es mejor tener precaución y eliminar menos piel que eliminar demasiado tejido y necesitar un injerto de piel más adelante. La eliminación agresiva de la piel inevitablemente dará como resultado una apariencia exagerada y antinatural.
Resista la tentación de “sacarle provecho a su dinero”
Algunas personas tienen la idea de que, si van a gastar su dinero para rejuvenecer su apariencia, lo más lógico es sacarle el mayor provecho a ese dinero. Esto quiere decir que el paciente no estará satisfecho(a) al menos de que pueda notar una gran diferencia después del procedimiento. Sin embargo, la mayoría de las personas no necesitan alcanzar una “gran” diferencia para verse mejor. Todo lo contrario, cambios sutiles y naturales van a lograr que la persona se vea más joven y refrescada. Si el paciente insiste en alcanzar un resultado exagerado, es inevitable que su nuevo “look” tenga un aspecto artificial. Por lo tanto, todo paciente que opta por rejuvenecer su apariencia debe resistir la tentación de elegir los procedimientos más agresivos y debe eliminar de su mente el concepto de “todo o nada,” teniendo en cuenta que, cuando se trata de cirugía plástica facial, menos es mejor.