Las lesiones que afectan el margen del párpado son muy frecuentes en nuestra población. Estas lesiones pueden surgir de la piel, las glándulas o los vasos sanguíneos del párpado. Pueden ser benignas, como en el nevo (lunar), o malignos, como en el carcinoma basocelular. Hemos mencionado el tratamiento quirúrgico del cáncer de piel de párpados en otros blogs. En este blog nos centraremos en las lesiones benignas.
En cuanto a la causa, las lesiones pueden ser inflamatorias, neoplásicas, vasculares o traumáticas. Las cicatrices palpebrales, secundarias a traumatismos o cirugías previas, pueden afectar la función y la apariencia estética del párpado. Cuando la cicatriz deforma el margen palpebral, se puede tratar del mismo modo que una lesión benigna.
La resección en cuña pentagonal
Una forma sencilla, segura y eficaz de extirpar una lesión que afecta un tercio o menos del margen del párpado o de mejorar una cicatriz en esta área es extirpar el tejido comprometido mediante una técnica de resección en cuña de espesor total. Se trata de un procedimiento menor que se realiza bajo anestesia local. Se puede realizar en el quirófano o en el consultorio del médico.
Como primero paso, el cirujano marca los bordes de la cuña en la piel afectada por la lesión o cicatriz; luego, infiltra el área alrededor de la lesión con un anestésico local.
Se utiliza un bisturí quirúrgico para realizar incisiones verticales de espesor total a través del párpado en los sitios marcados. Es importante incluir toda la altura del tarso en la resección. Es crucial emplear un diseño pentagonal en la escisión para facilitar una adecuada reconstrucción del párpado. Hacer esto ayuda a garantizar el mejor resultado estético al tiempo que preserva la función del párpado y previene complicaciones.
Reconstrucción del párpado mediante aproximación directa de los bordes
Una vez extirpado el tejido, el cirujano debe reconstruir las diferentes capas del párpado, llamadas láminas o lamelas. Los defectos que afectan a menos de un tercio de la longitud del párpado generalmente pueden reconstruirse aproximando los márgenes de la herida con suturas.
Primero se reconstruye la lámina posterior del párpado. El cirujano coloca dos o tres suturas absorbibles a través del tarso (una placa firme de tejido conectivo) a cada lado del defecto. Finalmente, la piel y el músculo, es decir, la lámina anterior, se cierran con suturas no absorbibles.
Después del procedimiento, los pacientes deben esperar leves hematomas e hinchazón, que pueden durar aproximadamente una semana. El seguimiento está programado entre los días 8 y 10. Los resultados se ven alrededor de la semana 2 o 3 postoperatoria, mientras que la función normal del párpado y la buena estética se pueden apreciar mejor un mes después del procedimiento.