La grasa cuenta con múltiples propiedades que la hacen más ventajosa que los rellenos para restaurar el volumen de la cara. La mayoría de los rellenos son cuerpos extraños tolerados por el rostro, pero nunca llegan a formar parte de la cara. Por el contrario, la grasa se integra con los tejidos de la cara porque es un injerto autólogo, es decir, consiste en transportar tejido vivo de una parte del cuerpo a otra. Otra ventaja de la grasa es que ofrece resultados más naturales.
El rostro asimila fácilmente los injertos de tejido adiposo. Las partículas de grasa se pueden inyectar en todos los planos del tejido para proporcionar una distribución de volumen más uniforme y evitar los signos reveladores de un relleno facial. Por último, el efecto de células madre de la grasa mejora la calidad del tejido y proporciona un resultado estético más predecible y duradero. No sorprende que muchos consideren que la grasa es el relleno perfecto.