Por supuesto que sí. Los cirujanos oculoplásticos son especialistas entrenados para resecar lesiones de los párpados de tal manera que la operación deje una cicatriz poco visible. Si la lesión es pequeña y está ubicada en la piel del párpado, su cirujano puede extirparla en su totalidad y reconstruir el área mediante técnicas microquirúrgicas. Para reconstruir defectos pequeños en el párpado, se prefiere la técnica de colgajo a los injertos de piel debido a que curan mejor.
Por otro lado, para lesiones de mayor tamaño o aquellas que comprometen el espesor total del párpado, la resección en cuña es la mejor opción. Esta técnica consiste en extirpar la zona palpebral que comprende la lesión en forma de una cuña. Luego, el cirujano reconstruye esta área uniendo los márgenes del párpado. En la mayoría de los pacientes, la cicatriz producida por esta técnica es casi invisible.
La piel de los párpados cicatriza muy bien, especialmente cuando se maneja con cuidado por cirujanos experimentados. Afortunadamente, las cicatrices queloides no se forman en los párpados.