Se desconoce la causa exacta de los festones; sin embargo, es evidente que la edad juega un papel importante en su formación, aunque también pueden aparecer en edades tempranas. La hipótesis más común postula que su causa es una combinación de pérdida de elasticidad de la piel, laxitud muscular y debilitamiento de los ligamentos que unen los tejidos del párpado inferior al pómulo. Estos conducen a la flacidez del tejido y la formación de pliegues de piel sobre la región superior de la mejilla.
Los festones malares son pliegues de piel y músculo en forma de hamaca que se forman en los párpados inferiores y cuelgan sobre las mejillas, causados por laxitud de la piel, debilitamiento de los ligamentos del párpado y acumulación de líquido sobre los pómulos. Hay una falta de consenso con respecto a la terminología correcta para estos pliegues. Se han utilizado diferentes términos para describir los festones, como montículos malares, bolsas palpebrales, bolsas del párpado inferior, etc. Aunque la mayoría de estos se pueden aplicar, es importante distinguir entre montículos o edema malar y los verdaderos festones porque su tratamiento es muy diferente.
¿Cuál es la diferencia entre montículos malares y festones?
Los montículos malares, también conocidos como edema malar, es un término que se refiere a la presencia de una bolsa de líquido con forma triangular que aparece en el pómulo. El músculo y la grasa del párpado también pueden estar involucrados en la formación del montículo. El término festón malar es más general, y se refiere al descenso de tejido que se acumula en la parte superior de las mejillas y los párpados inferiores, normalmente relacionado con la edad. Este nombre se reserva para los casos más graves de laxitud, cuando se observan pliegues de piel en forma de hamaca que cuelgan sobre las mejillas.
¿Cuál es la causa de los festones malares?
La acumulación de líquido en un espacio triangular ubicado en la región del pómulo, llamado espacio cigomático, también está involucrado en la formación de los festones. Esta acumulación de líquido a menudo aparece espontáneamente, pero también puede ser causada por ciertos alimentos, una inyección de rellenos de ácido hialurónico o un traumatismo quirúrgico. Los pacientes con festones leves o montículos malares tienden a hincharse más severamente y por períodos más prolongados después de un procedimiento quirúrgico realizado en el párpado o la mejilla. Esto sugiere que existe un origen linfático en la formación de los festones malares, lo que también explica por qué pueden mejorar, al menos temporalmente, con masajes de drenaje linfático.
Finalmente, los festones también pueden estar asociados con enfermedades autoinmunes y afecciones inflamatorias crónicas, como trastornos de la tiroides, dermatitis de contacto y la rosácea.
Opciones de tratamiento para el manejo de los festones malares
El tratamiento de los festones es un gran desafío para el cirujano oculoplástico. Podría decirse que son las afecciones de los párpados más problemáticas para tratar, y los resultados son bastante frustrantes. De hecho, el objetivo nunca es eliminarlos por completo, sino reducir su apariencia.
Existen múltiples opciones de tratamiento, que van desde las medidas conservadoras hasta el manejo quirúrgico.
Aunque los rellenos de ácido hialurónico se han usado durante mucho tiempo para ocultar montículos y festones malares, deben usarse con extrema precaución o evitarse por completo porque pueden empeorar el festón. La hialuronidasa, una enzima que descompone el ácido hialurónico, puede ser eficaz en el tratamiento de festones inducidos por relleno de ácido hialurónico.
Las inyecciones de tetraciclina en la región de las mejillas parecen reducir los montículos malares, excepto los relacionados con las inyecciones de relleno de ácido hialurónico. Estos medicamentos forman parte de un amplio grupo de antibióticos con propiedades antiinflamatorias. No obstante, no todos los pacientes son buenos candidatos para esta terapia, por lo que es vital consultar con un cirujano antes del procedimiento.
Otras opciones no quirúrgicas son la ablación con láser de CO2, la radiofrecuencia y las exfoliaciones o peeling químico. En la mayoría de los casos, estos tratamientos han resultado ineficaces, lo que ha llevado a la mayoría de los especialistas en párpados a recurrir a la cirugía para lograr mejores resultados.
Manejo quirúrgico de los festones malares
Existe una amplia gama de opciones quirúrgicas para tratar los festones, aunque ningún procedimiento ha podido ofrecer excelentes resultados de manera consistente.
La resección quirúrgica directa del festón representa una opción quirúrgica viable, especialmente en personas mayores, cuando la laxitud de la piel y los músculos son las principales causas del problema. Este abordaje debe evitarse en pacientes más jóvenes y en casos de acumulación de líquido en la mejilla porque la probabilidad de éxito es baja y el riesgo de una cicatriz es muy alto. La blefaroplastia del párpado inferior con disección de un colgajo de piel es mejor para los pacientes más jóvenes porque la incisión se ubica debajo de las pestañas y es menos visible. Una blefaroplastia le permite al cirujano aplanar la piel sobre el pómulo y reducir el festón. Sin embargo, los resultados de esta operación son impredecibles y no siempre se puede garantizar un buen resultado.
Una cirugía de levantamiento de mejillas es quizás la alternativa más efectiva, pero también es la más invasiva. Los levantamientos de mejillas son cirugías largas y complejas que requieren una experiencia significativa por parte del cirujano e implican una recuperación prolongada debido a la gran inflamación. Por lo tanto, esta opción es más adecuada para festones severos que no han respondido a medidas más conservadoras.