El lagrimeo es una condición muy común que trata el cirujano oculoplástico en su práctica clínica. El ojo lloroso tiene varias causas, una de las cuales es la obstrucción del conducto lagrimal – el nombre correcto es conducto nasolagrimal. Las lágrimas son esenciales para lubricar la superficie del ojo. Sin una película lagrimal sana, nuestra córnea se secaría, se cicatrizaría o se podría infectar.
Ahora bien, para entender el mecanismo de una obstrucción del conducto lagrimal, primero es importante saber un poco sobre la anatomía de la vía lagrimal. Las lágrimas son producidas por la glándula lagrimal, ubicada en la esquina exterior de la órbita. Una vez que las lágrimas han lubricado el ojo, salen a través de un sistema de drenaje. Este sistema de conductos lagrimales comienza en los párpados, en canales muy pequeños llamados canalículos. Las lágrimas viajan desde los canalículos hasta un depósito de lágrimas llamado saco lagrimal. Desde aquí, bajan hasta la nariz. El conducto nasolagrimal conecta el conducto lagrimal superior, ubicado en los párpados, con la nariz. Es aquí donde se producen la mayoría de las obstrucciones de los conductos lagrimales.
Obstrucción de la vía lagrimal: ¿a quién afecta y por qué ocurre?
Las obstrucciones adquiridas (no congénitas) del conducto nasolagrimal son muy comunes, sobre todo en mujeres adultas mayores. Aunque se desconoce la causa exacta de la obstrucción, se cree que está relacionada con la cicatrización de la parte inferior del conducto. También se ha conjeturado un componente hormonal, lo que explica que sea más común en el grupo de edad mencionado.
¿Cuáles son los principales síntomas de una obstrucción del conducto lagrimal?
El lagrimeo, conocido en términos médicos como epífora, es el síntoma principal de una obstrucción del conducto nasolagrimal. Sin embargo, algunos pacientes también se quejan de secreción mucosa o purulenta en el ojo afectado, especialmente por las mañanas al despertar. Esta secreción indica existe una infección crónica del saco lagrimal secundaria a la obstrucción del conducto. Es muy importante prestarle atención a este síntoma, ya que la infección puede volverse aguda y causar un absceso del saco lagrimal (dacriocistitis aguda). Un absceso del saco debe tratarse de manera agresiva porque puede extenderse a la órbita y comprometer la visión y la salud del paciente.
En resumen, una obstrucción del conducto lagrimal puede ser simplemente una condición molesta que causa lagrimeo, o puede volverse grave rápidamente, poniendo en peligro la salud del paciente en algunos casos. Lo más adecuado es consultar a su cirujano especialista en vía lagrimal para hacer el diagnóstico correcto y ofrecer el mejor tratamiento.